Analíticas en el embarazo
El embarazo es un estado fisiológico de la mujer pero no por ello debemos descuidarlo y es recomendable un control analítico y ecográfico para conseguir que todo llegue a buen fin
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¿Por qué realizar un seguimiento analítico en el embarazo?
El motivo por el cual se realizan estos análisis de sangre durante el embarazo es detectar posibles alteraciones analíticas en la madre y por tanto disminuir o evitar algunas complicaciones que pueden aparecer en dicho embarazo.
Estas complicaciones pueden afectar tanto a la salud de la madre como a la del feto. Por este motivo es importante que toda embarazada esté incluida en un programa de seguimiento del embarazo.
Desde un punto de vista práctico, el embarazo está dividido en tres trimestres.
El primer trimestre abarca desde la concepción hasta la semana 12 de embarazo, el segundo trimestre comienza en la semana 13 hasta la semana 26 y el tercer trimestre transcurre desde la semana 27 hasta el parto.
Analítica de primer trimestre del embarazo.
- Bioquímica general. Se realiza en ayunas y nos indicará el estado de salud general de la madre en el momento de comienzo del embarazo. Entre las distintas pruebas, señalar la realización de la glucosa en sangre materna que descarta una posible diabetes gestacional temprana, la determinación serológica de Hepatitic B y C, VIH, sífilis, toxoplasma y rubeóla que nos indica el estado de inmunidad de la madre frente a estos microorganismos y descarta una infección que pudiera ser perjudicial para el feto. También es recomendable conocer cuáles son las reservas de hierro de la madre por medio de la medición de los niveles de ferritina ya que durante la gestación aumentan sus necesidades. También en nuestro centro incluimos la determinación de hormonas tiroideas cuyo nivel adecuado es necesario para el correcto desarrollo neurológico del feto.
- Hemograma. Marca la existencia o no de anemia, algo importante si consideramos que niveles bajos de hierro en la embarazada mantenidos en el tiempo pueden aumentar el riesgo de parto prematuro y bajo peso del recién nacido.
- Cribado para Síndrome de Down. Determinamos dos parámetros en sangre materna (BHCG y PAPP-A) que junto con una ecografía nos permite calcular el riesgo que tiene el feto de padecer Síndrome de Down.
- Orina. El análisis de la orina nos informa acerca de la correcta función renal entre otras cosas. Además se realiza un cultivo para descartar una posible infección de orina que esté transcurriendo sin síntomas para la mujer embarazada y cuyo tratamiento es importante para reducir el riesgo de partos prematuros.
Analítica de segundo trimestre del embarazo.
- Bioquímica general. En este trimestre es mucho más sencilla e incluye la determinación de las transaminasas hepáticas, el ácido úrico y la ferritina.
- Test de O´Sullivan. No es necesario estar en ayunas. Se realiza entre las semanas 24 y 28 de embarazo. Para su realización, la mujer embarazada debe ingerir un jarabe con 50 mg de glucosa y pasada 1 hora desde la ingestión se procederá a la extracción de la sangre. Se trata de una prueba para descartar la presencia de diabetes gestacional en la futura madre.
- Hemograma. Se realiza también en este trimestre para detectar la aparición de una anemia ferropénica en la mujer embarazada o para el control de la misma si fue detectada en el análisis de primer trimestre.
- Orina. También se realiza en este trimestre el cultivo de orina con el mismo objetivo que en el trimestre anterior.
Analítica de tercer trimestre del embarazo.
- Bioquímica general. Se trata de un análisis muy similar al del primer trimestre añadiendo la determinación de los niveles de colinesterasa en sangre materna por si fuera necesaria la realización de una cesárea.
- Hemograma. Con la misma finalidad que los trimestres anteriores.
- Orina. De igual forma que en los trimestres anteriores.
- Estudio de coagulación. Necesario en el caso de que proceda llevar a cabo una cesárea.
- Detección de Streptoccus agalactiae. Se procede a la detección de este microorganismo tanto en la vagina como en el recto de la mujer embarazada en la semana 35-37 de gestación. Si se detectara la presencia de esta bacteria sería necesaria la administración de antibiótico a la madre en el momento del parto para evitar una posible infección en el recién nacido.